VALDELACASA

Embelesa tu risa placentera



Silencio, embarga un sutil silencio
en la noche del olvido.
Recuperado amor que en distancia 
de días en días,
de faltas obligadas
te has ido,
y me regresas obnubilado, 
con sonrisa eternizada 
en cara embargada 
de suspiros. 

Ganan los suspiros, 
el roce de uno y otro,
placer que das y doy, 
de dos sin miedo. 
Te beso, 
embelesa tu risa placentera,
el murmullo de jadeos quedos,
te amo, 
abrazo tu cuerpo, 
duermo en tu hombro, descanso.

Te sueño feliz y enamorado, 
juegos de amor sin sosiego, 
agotadora la hora del adiós
que con bello ósculo sellamos. 
Te amo, 
vida de novela eterna,
albores de amaneceres contigo,
siempre, 
siempre contigo el deseo,
el ensueño, el ansia, el gozo.

Temor, 
miedo al silencio obligado, 
que me voy y te marchas,
no estoy y me llamas.
Te adoro,
llega la llamada,
tu llamada en llama
renovada tras la vuelta 
de tu vida en mi vida,
del gozo retornado.

Llenar los espacios
de silencios prolongados,
en recursos lujuriosos,
de cuerpos entregados
al amor que lacera los 
torsos nuestros,
congelados en deseos 
omnipresentes,
de cuerpo con cuerpo, fundidos,
de piel junto a piel, abrazados.

Suspiros, de nuevo
más ardientes suspiros,
dados al unísono,
por estar embriagados
del ansia loca 
de dos enamorados,
abrazados,
cuerpos acalorados,
sexo y deseo dado,
me quieres y te amo.

Amantes eternos, 
en lejanía y cerca,
dos almas en una,
la tuya y la mía unidas,
selladas a fuego.
Te quiero,
en mi casa y en mi lecho,
en mis alegrías y mis sueños,
en tus dolores y miedos.
Vivamos el amor certero.


María Cruz Pérez Moreno - acnamalaS
Derechos Reservados
Madrid. España.


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